sábado, 19 de mayo de 2018

Primera Hipótesis: NUEVAS DEFINICIONES PARA ANTIGUOS TÉRMINOS.

En estos primeros momento de la lectura, antes de adentrarse en el resto, es imprescindible que nos pongamos de acuerdo en la terminología que usaremos de aquí en adelante.
Para que comprenda más fácilmente lo que quiero transmitirle es absolutamente necesario que convengamos en eso. Si no hablamos un idioma en común no vamos a entendernos.

En la introducción le avisaba sobre el cambio que en su estructura mental pretendo conseguir con este trabajo. Y en su estructura existe una terminología que para mi juicio está errada.
Le contaba que hace casi cuatro décadas vengo leyendo las opiniones de mis colegas, y le confieso que el idioma que usan (tal como el que usé yo en los principios) me parece ahora un verdadero galimatías. Es más, creo que la confusión general que reina en estos temas se debe, más que al contenido de las opiniones, al confuso manejo semántico en el que nos empeñamos sus comunicadores.
Se usa la palabra obeso como el superlativo de gordo, y flaco como el de delgado. Hambre y apetito son lo mismo para casi todos (digamos que algunos creen que “apetito” no es más que el sinónimo elegante de “hambre”). En muchos he descubierto, sintiendo vergüenza ajena, que hasta confunden “comer” con “alimentarse”.
Se sigue usando la palabra dieta como comúnmente usamos la palabra penicilina.
Ahora todo lo que es “legal” ingerir ha de ser Diet, Free o Light. Es como si sintieran que usando vocablos de un idioma internacional, su mensaje es más global y, por lo tanto, más convincente y de resultados mucho más efectivos.
Por todo eso y mucho más es que se me ha ocurrido exponer como Primera Hipótesis mi modo de entender las palabras claves del intríngulis.
He desarrollado un glosario que pongo a su disposición, y que esta vez, quizá de puro antidogmático, no estará en orden alfabético, como es la costumbre. Aunque en realidad no son tantos los términos a considerar, y tengo fe en que cuando los lea por primera vez ya quedarán grabados en su memoria de tal manera que no tenga, dentro de un tiempo, que volver a buscar, como se hace con los diccionarios, algún término “difícil” que su mente olvidó registrar, y por lo que se le haría complejo entender el discurso.

Comencemos con una definición oficial. La encontré en un diccionario, y como me pareció correcta creo que debe ser aceptada como en él figura.

Gordo: Dícese del que excede el grosor corriente entre los de su clase y especie. (Dentro de un rato veremos que a pesar de que me gustó opino que es pobre e incompleta, por lo que trataré de ampliarla… O, si puedo, mejorarla.)
Pero hay otros diccionarios con otras acepciones, más risueñas… O más trágicas, según desde el punto en que se las mire.
Por ejemplo:

Gordo: De muchas carnes. Obeso.

Obeso: Gordo. De muchas carnes.

(Si usted se considera obeso, quédese tranquilo, para ese imprescindible libraco no está más que gordo. Si cree que tan solo está gordo, asústese, para él está obeso.)
Y sigue:

Flaco: De pocas carnes. Delgado.

Delgado: Flaco. De pocas carnes.
Sin comentarios.

¿No se siente confundido?
Delgado es igual que flaco. Obeso es igual que gordo.
Por qué no tratamos de aclarar los asuntos.
Van mis opiniones, mis definiciones, que me encantaría que comparta.

Si fuese yo quien colaborara con la confección de un diccionario, el significado de algunas palabras sería el que sigue:

DELGADO: *Dícese de todo aquel cuyas medidas perimétricas sean las que le correspondan de acuerdo a su sexo, edad, circunstancias, actividad física y herencia. / *El que tiene el cuerpo estéticamente óptimo según los cánones de su cultura.

Aclaremos:
Cuando digo "medidas perimétricas" hablo de las de busto, cintura, cadera, muslos, y de cualquier otra que quiera considerar,
Me refiero a sexo porque son muchas, e interesantes, las diferencias entre masculino y femenino.
La edad es una consideración de mucha importancia. A medida que transcurren los años el grosor corporal va aumentando  -especialmente en el sexo femenino– por un proceso fisiológico y normal del que hablaremos en su momento.
También son muy importantes de considerar las circunstancias. Haber engendrado hijos o no, son circunstancias muy diferentes. El haber, o no, consumido anticonceptivos; el fumar o no fumar. El haber consumido anfetaminas o el haberse salvado de ellas, es otra circunstancia, ya lo conversaremos, que ha de ser tenida muy en cuenta. 
La actividad física marca muchas diferencias: no es lo mismo el “no hacer nada” que desarrollar una actividad vigorosa.
Y la herencia es lo fundamental. No es igual descender de árabes que de japoneses, de ingleses que de vascos. ¿Y las mezclas genéticas que le han dado origen?

FLACO: Dícese de todo aquel cuyas medidas perimétricas sean inferiores a las que le correspondan de acuerdo a su sexo, edad, circunstancias, actividad física, herencia y cultura.

GORDO: Dícese de todo aquel cuyas medidas perimétricas excedan a las que le correspondan de acuerdo a su sexo, edad, circunstancias, actividad física, herencia y cultura, siempre y cuando el exceso se deba, exclusivamente, a un aumento del tejido adiposo.

A mi modo de ver, todos los gordos pueden ser divididos en tres grupos:

GORDOS ACCIDENTALES: Son todas las personas que habiendo sido delgadas hasta hace poco tiempo, por motivos fortuitos engordaron. (Se casaron, dejaron de fumar, de hacer actividades físicas, cambiaron de estilo de vida...)

GORDOS OBESOS: *Son los gordos que lo están desde hace mucho tiempo; que nunca han hecho ningún intento para adelgazar; que habiéndolo hecho nunca llegaron a la meta; que habiendo llegado, recuperaron en mayor o menor medida lo perdido. Y, esto es lo fundamental, son los que utilizan su gordura como mecanismo de defensa psicológico./ *Todo aquel que demuestre no estar accidentalmente gordo, como quizá aparente en una primera impresión.
Ya nos explayaremos sobre esto más adelante.

GORDOS FRUSTRADOS–RESIGNADOS: Dícese de todos los gordos accidentales, o de los obesos que han resuelto el problema psicológico que los llevó inconscientemente a engrosar su cuerpo, que se someten a tratamientos imposibles de sobrellevar (dietas de hambre, anfetaminas, internaciones, cirugías, etc.) en varias oportunidades, y cuando advierten que nada les da resultado piensan que su problema ya no tiene solución, por lo que deciden quedarse así, gordos como están, o aún más, hasta el fin de sus días.

ENGORDAR: Engrosar un cuerpo, a expensas del aumento del panículo adiposo, hasta obtener medidas superiores a las óptimas que correspondan a la persona que se somete a ese proceso.

ADELGAZAR: Afinar un cuerpo gordo, disminuyendo el grosor del panículo adiposo; o engrosar un cuerpo flaco, aumentando la masa muscular y/o un muy afinado panículo adiposo, hasta llegar a tener la imagen óptima que corresponda a la persona que se somete al proceso de adelgazamiento.

ENFLAQUECER: Disminuir las medidas perimétricas consideradas óptimas, a causa de una ingesta escasa por un tiempo suficientemente prolongado. O por un exceso en el consumo energético, por cualquier motivo, a pesar de mantener una cuota alimentaria igual a la habitual.

Note el lector que la palabra “peso” no ha sido anotada en ninguna de las definiciones. El motivo será considerado oportunamente.

HAMBRE: Necesidad fisiológica básica que se traduce en una sensación interna e intensa de urgencia en consumir alimentos a causa de una carencia más o menos prolongada en la ingesta de nutrientes, o de un consumo energético excesivo aunque se haya mantenido una cuota alimentaria igual a la habitual.

APETITO: Deseo psicológico de ingerir determinado tipo de alimento, aunque se carezca de hambre o se sienta la más intensa sensación de saciedad.

IATROGENIA: Palabra de origen griego que literalmente, quiere decir ‘causado por el médico’, pero que siempre ha significado por costumbre ‘daño causado por el médico en su práctica’, por error, por desconocimiento o por impericia.

ROBAGRASAS: Persona que le roba la grasa a otra para su propio beneficio. (Esta a primera vista excéntrica definición, será mejor entendida algunos capítulos más adelante. No necesita de una definición más concreta, ya lo verá).

He dejado para el final la palabra que, se me ocurre, es más sonora:

DIETA: Manera habitual de alimentarse de cualquier persona, acorde a sus costumbres, posibilidades, cultura o apetencias personales.
Para todo el mundo, incluso para algunos diccionarios, esa palabra significa un modo “dirigido” de ingerir ciertos tipos de alimentos. Tiene una connotación más terapéutica que cultural o costumbrista –dieta para diabéticos, dieta para cardíacos, para nefrópatas, para dislipémicos… Dieta “para adelgazar”–.
El uso “terapéutico” de esa palabreja me displace.
Pienso que la gordura para nada se resuelve con una u otra dieta.

Espero que usted, cuando termine de leer el epílogo, piense como yo.

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